2º) Cuando el agua esté hirviendo añade los tomates (si no entran todos hazlo en varias tandas). Deja los tomates en el agua hirviendo 1 minuto.
3º) Ahora con una espumadera pasa rápidamente los tomates a el cacharro con agua fría y deja allí un rato hasta que pierdan el calor. Con un par de minutos será suficiente si el agua está bien fría.
4º) Saca los tomates del agua fría y fíjate como la piel se ha separado del tomate por si sola y a ti solo te queda jalar un poco de ella hasta desprenderla totalmente. De este modo ya tienes los tomates totalmente pelados y listos para usar en cualquier receta que necesites. Pero si prefieres los tomates pelados y sin semillas pasa al siguiente paso.
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